14 septiembre, 2008

VIRTUDES Y DEFECTOS




Os voy a contar una historia que ocurrió en los orígenes de la creación.

En aquellos momentos se habían creado los ríos, los mares, las montañas, las nubes, las plantas… También se habían inventado las virtudes y los defectos, pero no se habían inventado las personas,
así que las virtudes y los defectos andaban un poco despistadillas, no sabían muy
bien donde ir, ni que hacer….


Así que un día a la diversión se le ocurrió una idea:

- ¡Oye, por qué no jugamos al escondite!?
- ¡Vale!, Dijeron todas. Todas menos la cobardía que prefirió no arriesgarse a jugar.

Y empezaron a rifar: plom, plom, plom,…. ¡Basta!, y le tocó parar a la locura. Así que la locura se volvió contra un árbol y empezó a contar: 1,2,3….Las demás corrieron a esconderse.



El romanticismo se escondió en la puntita de la luna en cuarto menguante.
La vergüenza detrás de un gran tronco de pino que se había encontrado en el camino, y allí se quedó toda arrebujadita para que nadie le viese.
La soberbia en cambio encima de la copa del pino.
La Gula se subió a un cerezo y empezó a ponerse morada.
El amor se escondió en un rosal.

La pasión y el deseo se escondieron en el centro de un volcán.
La generosidad casi no puede esconderse, porque cada sitio que hallaba le parecía estupendo y maravilloso para alguno de sus amigos: el lago cristalino era ideal para la belleza, la rendija de un árbol para la timidez, la ráfaga de viento para la libertad... Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol; sin embargo el egoísmo encontró el sitio perfecto, cómodo, ventilado,…. Eso sí sólo para él.



El odio se escondió junto a la indiferencia, porque a ella no le importaba que la odiaran…
El olvido se olvidó de esconderse.
La indecisión pensó: y si me voy al río… ¡ay! no que el agua está helada; ya está, en la hoguera, ¡ay! Pero el humo me va a empezar a molestar…
y cuando miraba hacia unas rocas, la locura acabó de contar: 98, 99, 100….¡allá voy!.

Y a la primera que se encontró fue a la pereza, ahí toda tirada.
Después encontró a la indecisión que aún no se había escondido.

Y así fue encontrando a todas:

Al romanticismo en la puntita de la luna;
a la alegría jugueteando con un rayo de sol,

a la tristeza en el fondo de una oscura cueva,
la ignorancia, despistada salió preguntando ¿a qué estamos jugando?
y así encontró a todas.


A todas menos a una que buscaba con especial interés:
al amor.
Por más que buscaba al amor no lo encontraba por ninguna parte.

Y buscando, b
uscando se tropezó con la traición, la cual le chivó dónde estaba el amor: el amor está en el rosal, en el rosal.


La locura fue corriendo al rosal, pero estaba tan enzarzado que no conseguía ver al amor, así que decidió meterse dentro.
Y empezó a arañarse, a engancharse. Y de tanto mover y remover el rosal, al amor se le clavó una espinita en los ojos y salió llorando con todos los ojos ensangrentados.


La locura se asustó muchísimo,
no quería haberle hecho daño, nada más lejos de su intención.

Se lo llevó al río, le curó, le enjuagó los ojos, pero nada, el amor seguía sin ver nada.

Así que la locura l
e dijo que no se preocupase y tomó una decisión: desde ese momento sería su Lazarillo y le acompañaría a todas partes.

Y por eso, desde entonces dicen, que el amor es ciego y siempre va acompañado de la locura.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy instructivo. Pareciese que furea un cuento de Ursulla K. Legin.

Pero yo me quedo con el escondite del volcán.

Besos

Merypipis dijo...

Ya había leído esta historia pero siempre es estupendo recordarla... sin duda... una de las grandes alegorías de la vida

encantador ^^

un beso!

Quejio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Quejio dijo...

Buenas ...

Hacía tiempo que no leía un texto tan largo (Fíjate lo poco que leo o que sólo acostumbro a leer en corto).

Me ha gustado, me ha encantado. Gracias por acercarlo, por compartirlo.

Besos de chocolate.

P. D. Bonita banda sonora que le acompaña.